educando en la igualdad 



    Con la expresión “delitos de odio” nos referimos a aquellos delitos de prejuicio cometidos contra una determinada persona por poseer o presentar ciertas características, reales o percibidas, recogidos en nuestra normativa y que no solo atacan a la propia víctima del hecho delictivo, sino que también buscan influir en el conjunto del colectivo con el que la víctima se identifica, generando sentimientos de miedo e inseguridad y que, a su vez, amenazan de forma directa la seguridad y la propia convivencia de la sociedad en general.

    El progresivo protagonismo que los delitos de odio han adquirido en los últimos tiempos en el panorama jurídico, social y político español –y en nuestro entorno social y cultural– es innegable. Porque son comportamientos que atentan contra toda la sociedad en su conjunto y ponen en serio peligro la normal y pacífica convivencia. En este ámbito de la lucha contra los delitos de odio, pese a que se han producido importantes avances en materia de no discriminación y respeto a la diversidad, el racismo, la xenofobia, la LGTBIfobia y otras formas de intolerancia, siguen aún hoy presentes en nuestra sociedad, adoptando múltiples formas, que van desde las más solapadas y sutiles hasta las más graves, como los delitos de odio. No debemos olvidar, que un pilar básico de la convivencia en sociedad es el respeto mutuo entre las distintas personas que la conforman.

    Desafortunadamente, aún hay personas que actúan con menosprecio y odio contra otras por el mero hecho de no cumplir unos determinados cánones que, en muchos de los casos, han venido transfiriéndose de generación en generación a través de determinados prejuicios negativos.

     Prejuicios que han servido y sirven de desencadenante y motor para poner en marcha execrables ataques contra la persona por ser “diferente”. Es decir, nos hallamos ante ataques que desprecian la dignidad de la persona, la cual es inherente a nuestra condición de seres humanos, y que supone ser reconocidos como iguales por parte de todos los integrantes de la sociedad. Por ello, la gravedad de las conductas motivadas por estos prejuicios negativos reside en que estas personas niegan esa condición humana y pretenden demoler el derecho de todos a desarrollar una vida en paz y armonía; no aceptando el pluralismo y la diversidad de nuestra sociedad.

PRESENTACIÓN DEL MINISTRO DEL INTERIOR DEL II PLAN DE LUCHA CONTRA LOS DELITOS DE ODIO